27-10-08 - Nº 2 - Nuevo Cuarteto Prazak

NEW PRAZAK QUARTET



Notas al programa

1. W.A. MOZART – Cuarteto para cuerdas Nº 15, en Re menor, K.421.
Lo cuenta Constanza, la esposa del músico: En Viena, la noche del 16 al 17 de junio de 1783 se pone de parto y dará a luz a un hijo a las 6’30 de la madrugada. Mozart, en esa habitación o en la contigua, se afana en retocar y poner en limpio el segundo de los seis cuartetos que le dedicaría a Haydn. Mozart trabaja, pues, entre dolores de un parto doble, o si se quiere, de dos partos simultáneos: el humano de su hijo Raimundo-Leopoldo y el musical de su Cuarteto Nº 15. Por cierto, a los dos meses del doble alumbramiento sólo sobreviviría una de las criaturas.


Años después de la muerte del músico, Constanza proporcionó a los Novello, musicógrafos que iban tras las huellas de Mozart, datos acerca de que su marido habría introducido, como una ocurrencia sobre la marcha, sus quejidos de una noche de parto. Hildesheimer (uno de los mejores biógrafos de Mozart) dice que la afirmación de Constanza es tan excéntrica que habría que creerla. El “Certum est quia impossibile” de Tertuliano (Es cierto porque es imposible) aparece aquí como una prueba irrefutable. Así que si Constanza dijo eso tan aparentemente imposible, nada hay de malo en creerlo; la historia de la música no se va a resentir. Hildesheimer sigue con la historia así: "Constanza tarareó a los Novello los pasajes referentes a sus gritos, aunque lamentablemente no los anotaron. Sin embargo, es probable que no estemos lejos de la verdad pensando que debe tratarse del repentino pasaje en "forte" con dos intervalos de octava y uno de décima en los compases 31 y 32 del 'andante', una rápida agitación que se calma, después de una síncopa, en el pasaje en 'piano' subsiguiente. Figuraciones que, por otra parte, no aparecerán más en la obra de Mozart".

(En la foto, casa natal de Mozart, Salzburg)


Se trata de una obra elegíaca y de tintes sombríos, debido sobre todo a la tonalidad escogida en modo menor, usada por Mozart en muy pocas ocasiones. La imaginación de algunos comentaristas se ha disparado relacionando ambos nacimientos en sentido causa efecto. Pero no hay nada de eso, la obra estaba terminada hacía tiempo y la causa de su melancólico carácter hay que buscarla en aspectos puramente musicales: el modo menor ya comentado.

2. ANTONIN DVORAK – Valses Op.54
Escritos entre noviembre de 1879 y enero de 1880 y publicados en 1911, estos valses constituyen pequeñas piezas de éxito para cuarteto, al igual que las Danzas eslavas para piano a cuatro manos.

3. JOSEPH SUK – Meditación de San Wenceslao, Op.15 (¿Op.35?)
Compuesta durante un bloqueo que el “Cuarteto Bohemio” sufrió durante la guerra en 1914, esta meditación está basada en uno de los más viejos cantos religiosos checos, usando para ello la variación, cosa inusual en el autor. Se trata de un canto a la fe en el resurgimiento de una Nación y también de una súplica de fortaleza ante la adversidad.

4. A. DVORAK- Cuarteto para cuerdas Nº 11, en Do mayor, Op.61.
En octubre de 1951 Dvorak se enteró por la prensa de que iba a estrenarse un cuarteto suyo el próximo día 15 de diciembre y no tenía nada nuevo escrito. Se puso de inmediato a la tarea y escribió un Allegro vivace. Luego lo examinaría con lupa y vería que se parecía demasiado a un tema de la opera Der Freischutz, de Weber, y decidió comenzar desde el principio.

Le dio tiempo de terminar el Op.61, aunque tuvo que utilizar material antiguo. De todas formas, consiguió una obra rigurosa y redonda, un cuarteto Heroico en la que no faltaba una mirada de reojo al ciclo cuartetista de Beethoven en los movimientos primero y tercero, un acercamiento a Schubert en el segundo y una reverencia ante el nacionalismo checo en el vivace del final.

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