PRIMERA PARTE
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)
Sonata nº 31, en La bemol mayor (Op. 110)
- Moderato cantabile
- Allegro molto –
- Adagio ma non troppo . Fuga, tempo di arioso y finale)
Las tres últimas sonatas para piano (Op. 109, 110 y 111) fueron compuestas a lo largo de los años 1820 a 1822 y, por su estilo y las circunstancias de esos años, se podría decir que forman una sola obra. En ellas, Beethoven es impulsado hacia un nuevo camino de sobrepasar los límites de la forma convencional. Había prometido a su editor berlinés (Schlesinger) que escribiría tres sonatas en un tiempo de seis meses. Pero tenía otras obras entre manos (o en su cabeza), nada menos que la Misa Solemne, el final de la Novena sinfonía, Variaciones Diabelli y otras, lo que impidió que les dedicara todo su tiempo a las sonatas y solamente la primera fue terminada en el plazo previsto. A todo esto hay que añadir su mala salud durante 1821, año en el que no pudo componer casi nada (Enfermedad pulmonar ese invierno, enfermedad del hígado con ictericia en primavera, la sordera ya era casi total). Sin embargo, en ese verano y comienzos del otoño aparecieron los primeros bocetos de las opus 110 y 111. Por si fueran pocos problemas, su situación económica estaba bajo mínimos. Tuvo oportunidad de mejorar de situación aceptando la invitación que le había llegado desde Inglaterra hacía ya tiempo. Su amigo el pedagogo Wilhelm Ch. Müller cuenta la visita que hizo al compositor por esos años. Beethoven le enseña el piano Broadwood que le ha regalado la Sociedad Filarmónica de Londres (de la que partió la invitación mencionada). Müller escribiría más tarde que Beethoven “se reprochaba su equivocación al no haber aceptado la invitación de los amigos del arte en Inglaterra y que Viena, por la que se quedó, es una ciudad donde se trata el arte de un modo estúpido, como una moda, sin comprender, apreciar ni retribuir al verdadero artista. Se quejaba de que, cuando se expresaba con palabras libres y salidas del corazón, era tomado por extravagante y un loco”… “Hablaba de las cosas absurdas del mundo, del mal gusto en música”.
El primer movimiento, “Moderato cantabile”, comienza con un tema en el que el autor escribió “con amabilita”, sin que se sepa a quien iba dirigida esa amabilidad ya que la partitura se publicó sin dedicatoria. Inmediatamente aparece el segundo tema, que ya le había servido para la Sonata para piano y violín op. 30 nº 3. Durante este movimiento se nos presenta un esquema de movimiento contrario, las manos (o sea, las notas) se cruzan en líneas ascendentes y descendentes, tomando como base el tema cantabile inicial. En la conclusión aparecen aspectos algo sombríos que anuncian el carácter trágico del último movimiento.
El segundo movimiento “Allegro molto”, es en realidad un scherzo y al parecer se inspiró en una canción popular de Silesia titulada “Ich bin liederlich” (Soy un vividor). Su estilo se parece al de las bagatelas que escribió el autor en sus ultimos años.
El tercer movimiento “Adagio ma non troppo. Fuga, tempo di arioso y Finale". Es más largo que los dos anteriores juntos. Se inicia con un breve recitativo que da paso a un “Canto de lamento” (Klagender Gesang), al que sucede una fuga cuyo tema es el mismo que el del primer movimiento. La fuga se interrumpe y aparece de nuevo el lamento; Beethoven escribe en el margen “Doliente y perdiendo fuerza”. Pero, tras unos imponentes acordes de emotividad y fuerza crecientes, la fuga vuelve y retoma su protagonismo en la parte derecha del teclado; Beethoven escribe al margen de la partitura “Nach und nach wieder auflebend” (Poco a poco, de nuevo a la vida). Y así, volviendo a la vida desde la penosa situación por la que atravesaba, Beethoven impone a su obra una terminación optimista que sugiere un renacimiento primaveral.
FRYDERYK CHOPIN (1810 -1849)
- Scherzo nº 1, en Si menor (Op.20) (Presto con fuoco)
Este largo scherzo, de casi 10 minutos de duración, fue comenzado a escribir en Viena en 1831 y terminado en París en 1832. Comienza con unos audaces acordes ligados cuya armonía sorprendió en su época. El desarrollo que sigue es introducido con el piano con sordina (‘una corda’) e inmediatamente se va elevando hacia el registro agudo con un sentimiento arrebatado. Tres fogosos acordes nos llevan a un doloroso episodio, al que sigue otro más agitado en el que la angustia interior se desvela por los arpegios alternados entre ambas manos.
La reexposición de la primera parte nos conduce a unos momentos de calma (Molto piú lento) que suena a nana y es un canto deliciosamente melancólico; se trata de la evocación de un villancico polaco y traduce una inexpresable atmósfera de ensueño. Viene a continuación una repetición del comienzo e, inmediatamente, llegamos a la conclusión (Risoluto e sempre piú animato), episodio de virtuosismo que, tras endemoniadas escalas, termina en siete acordes estridentes y violentos. La música también tiene su “oratoria” y aquí asistimos a una perorata brillante y resplandeciente, casi en un clima de paroxismo.
(Ver ‘Aspectos de Chopin’ en http://www.musicayotrascosas.com/articulos/906 )
SERGUÉI PROKOFIEV (1891-1953)
Sonata nº 3, en La menor (Op. 28)
Las composiciones para piano ocupan un lugar relevante en la obra de Prokofiev. Su pianismo característico se aprecia en aquellos momentos significativos en los que aparece un inconfundible carácter inmediato e instintivo que se traduce en reluciente mecánica. (Para hablar de música, hay que usar la metáfora sin remedio) . No es casualidad que se haya aplicado a su música para piano el calificativo de “música cubista”. Sus primeras composiciones desvelan la ascendencia del virtuosismo de Liszt y, más adelante, el de Scriabin. Pero ya, desde el principio, revelan una nueva manera muy personal de enfocar el piano, una manera percusiva. Este carácter se ve en la Sonata Nº 3. Se aprecia algo que está a punto de ocurrir, el asomo de la politonalidad, que era necesaria en cierta manera para poder expresar el sarcasmo, lo grotesco y la parodia. Y todo ello envuelto en un impulso incisivo y disonante; en definitiva, la agresividad.
Otro ingrediente del pianismo de Prokofiev es el ritmo y sus alternancias métricas, frenéticas algunas. En la Sonata Nº3 tenemos ocasión de ‘degustarlas’, en una sucesión vertiginosa de torbellino y desquiciamiento de los estilos hasta entonces vigentes, tradicionalmente configurados por la simetría, puestos ya en tela de juicio en su Toccata, Op.10.
La Sonata Nº 3, escrita en 1917 y subtitulada “Según los viejos cuadernos”, es una revisión ampliada de una obra de 1907. Presenta una gran densidad sonora resaltada por estar compuesta en un solo movimiento. Los dos tipos de compás predominantes (12/8 y 4/4) proporcionan al autor una alternancia equívoca entre el ritmo ternario y el binario, de la que sacará gran partido. Comienza con un martilleo de las teclas que nos introduce en esta partitura llena de cromatismo y de todo ese ambiente ya descrito en las líneas anteriores.
ISAAC ALBÉNIZ : Albaicín (de la suite Iberia)
Es una de las piezas más bellas y llena de embrujo andalúz de la suite ‘Iberia’. De una inspiración a gran altura, su ambiente nocturno y enfebrecido atrae como contraste entre otras piezas de la serie, como puede ser ‘Corpus en Sevilla’.
La sombría tonalidad de Si bemol menor envuelve el comienzo de la obra, indicado ‘Allegro assai ma melancolico’, y es desarrollado de forma obsesiva en un ritmo ternario que nos introduce en el viejo barrio gitano de Granada en complicidad con la noche. Secos acordes por la mano derecha evocan el rasgueo de los guitarristas flamencos. El segundo tema, unísono a un intervalo de dos octavas, nos ofrece una copla en modo llamado ‘dórico’, que es típico de la música del cante jondo andaluz; con él entramos en un episodio de endiablados acordes ‘desgarrados’ de la guitarra. (La guitarra tan evocada por Albéniz en Iberia aunque el autor nunca escribió nada originalmente para ella). Luego llega el desarrollo de la melodía que nos concuce a una segunda copla, más ornamentada que la primera. En la conclusión volvemos a los acentos rítmicos del comienzo, terminando bruscamente. Debussy dijo de esta pieza que “Es como escuchar los sordos sonidos de una guitarra que se queja en la noche… con nerviosos sobresaltos”.
Ver estudio sobre Iberia aquí:
http://notasaconciertosafa.blogspot.com/2009/03/concierto-n12-16-de-octubre-de-2009.html
Federico Soria E.
www.notasaconciertosafa.blogspot.com
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