Shostakovich (San Petersburgo, 26-09-1906 – Moscú, 09-08-1975)
Cuarteto de cuerda nº 6 en Si bemol Mayor, Op.18/6
El Cuarteto Nº 6 representa un mundo alegre, desde luego mucho más alegre que su predecesor de hacía 4 años, el Quinto en Si bemol mayor. Escrito en 1956 y conociendo las penalidades pasadas por nuestro hombre bajo la bota estalinista, esta alegría no deja de estar fundada, en parte, por la desaparición del dictador en 1953. Esos cuatro años citados fueron de crucial significación en la historia soviética, que vio (entre otras cosas) el fin de un régimen y el amanecer de una nueva era. Es un cuarteto fresco y desprovisto de problemas, abierto hacia una alegría pastoril y una simplicidad casi infantiles. Sólo en dos pasajes un poco turbios y que discurren sin dejar huella, se puede sentir algo suavemente triste, pero la obra entera camina por el jovial tono campestre descrito. Seguramente es este espíritu de buen humor lo que da lugar a la idea de que los cuatro movimientos terminen con la misma característica cadencia.
El primer movimiento (Allegretto) tiene forma de sonata. En él, los elementos rítmicos y melódicos con los que comienza, se repiten de forma cíclica y serán usados a lo largo de toda la obra, sobre todo el motivo de tres notas del primer tema. La ausencia de cromatismo de esta melodía predomina en gran parte del primer movimiento y también en mucha del segundo (Moderato con moto), aunque en la sección central de éste aparecen líneas cromáticas que recuerdan remotamente el también segundo movimiento de la Sinfonía Nº 9. El tercer movimiento (lento) es una bella passacaglia, cuyas tres primeras variaciones contienen polifonía en su textura, oponiéndose a las más estáticas, pero no menos elocuentes, que les siguen. Esto lleva al Finale (Lento. Allegretto), el cual –como el primer movimiento- también tiene forma de sonata y un tema principal basado en el motivo original de tres notas. En el climax de la sección del desarrollo, el basso ostinato de la passacaglia se puede notar la presencia de un canon entre el violonchelo y la viola. Esta música apasionada pronto se abre camino hacia la intimidad pastoril del comienzo, terminando en el mismo ambiente con el que comenzó.
Puccini (Lucca, 22-12-1858 –- Bruselas, 29-11-1924)
Crisantemi, elegía para cuarteto de cuerda
Crisantemi es un movimiento para cuarteto de cuerdas escrito en 1890 en memoria de Amadeo de Saboya, Duque de Aosta. Consta de una simple y continua línea sonora en tono melancólico, como elegía que es. En realidad, son dos ideas melódicas transparentes, dignas para ser usadas en la ópera Manon Lescaut, de 1893. Hay un arreglo para orquesta de cuerdas que se interpreta con frecuencia.
Chaikovsky (Votkinsk, 07-05-1840 – San Petersburgo, 16-11-1893)
Cuarteto Nº 3, en Mi bemol menor, Op. 30.
El más conocido de sus tres cuartetos para cuerdas fue empezado a componer en París en enero de 1876, y terminado en Rusia, habiendo interrumpido la creación de su ballet ‘El lago de los cisnes’ para poder terminarlo. Dedicado a la memoria del violinista y profesor del Conservatorio F. Laub, se estrenó en 1876 en el conservatorio de Moscú, obteniendo unánime aceptación y un éxito enorme reflejado en las críticas de prensa.
Está estructurado en cuatro movimientos: 1. Andante sostenuto. Allegro moderato. Sostenuto. Es de una longitud inusual, durante la que se desarrollan sus tres partes.
Es una obra de un carácter doloroso y no cita música popular rusa. Ambos aspectos pueden ser la causa de que fuera tan querida y escuchada en el extranjero desde el principio, sobre todo en Alemania. La parte central, allegro moderato, está concebido como un vals triste de profunda melancolía. 2. Allegro vivo e scherzando. Es un intermedio en forma de lied y carácter ligero. Su aspecto feliz contrasta con el melancólico del primer movimiento.
3. Andante fúnebre e doloroso ma con moto. Es el movimiento cumbre de este cuarteto. Se dice de él que es un Requiem instrumental, que inaugura la serie de homenajes fúnebres en la música de cámara rusa. El violín solista representa al difunto. El comienzo tiene forma de rondó y sus primeros acordes, con la sordina en los instrumentos, nos ofrecen una visión lúgubre de la muerte y nos habla de los momentos tristes por los que pasaba el compositor. Ese año decidió casarse sólo para anular en lo posible los sufrimientos sociales (y personales) que le provocaba su condición de homosexual. El remedio, sin embargo, resultó peor que la enfermedad. 4. Finale. Allegro non troppo e resoluto. Aquí nos encontramos en el lado opuesto del movimiento anterior; el júbilo y la alegría indican que la vida recupera el vigor de siempre. Así transcurre hasta el final en que unos compases recuerdan la introducción del primer movimiento, cerrándose el círculo con la advertencia de que estamos ante una música fúnebre.
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